¿Conocéis el proyecto de El Árbol de los Chupetes?, yo lo conocí a través de mi querida
Carmen y lo pusieron en marcha en
Sevilla, hace ya algún tiempo. Allí los peques tienen la opción de dejar su chupete cuando ya no lo necesitan, cuando deciden dar el paso y así el árbol es engalanado por coloridos chupetes que cada vez crecen y crecen en número. Además se organizan todo tipo de eventos, alrededor del árbol, para pasar un tarde divertida en familia. Ahora ha tocado el turno de crear otro Árbol, esta vez en Badajoz y han organizado un Concurso de Cuentos, al igual que hicieron en Sevilla (creo, porque cuando lo hicieron en Sevilla, no me enteré muy mucho, la verdad). Ví algo por facebook en días pasados y pensé que era algo de Sevilla, pero después ví que era en Badajoz... leí por encima algo de un Concurso de Cuentos, sin saber ni para qué, ni nada de nada... entre que yo no me suelo enterar de nada, porque "de todo tiene que haber en la viña del señor" y que estaba liada con los preparativos del Cumple de nuestro Cucolinet... Leí algo más al poco..., estaban presentando Cuentos.
El día de antes de la celebración del cumpleaños, preparando un bizcocho para la tarta, se coló una historia en mi cabeza... y ahí estuvo martilleando tooooodo el rato. Me suelen pasar estas cosas..., se enciende de pronto una idea de una foto, de un dibujo, una historia... y es un martirio porque no puedo parar hasta que "me pongo a ello". Lo comenté en facebook y me animaron a ello, en concreto
Pilar, una de las que ha presentado uno de los Cuentos y además una estupenda Cuentera (según todas las referencias porque, la distancia no ha hecho posible que pueda disfrutar viéndola y oyéndola).
Así estaba yo, en plena preparación de tarta de cumpleaños y con una historia martilleándome la cabeza... Pues nada, finalmente entre bizcocho, comida y segundo bizcocho, me senté delante del ordenador y me puse a escribir a toda mecha. Sólo quedaba enviarlo y tras un envío fallido al correo, lo pasé finalmente por correo de facebook. Ufff, ¡¡¡qué descanso!!!, ya no estaba mi cabecita todo el rato dando vueltas y más vueltas y me encontraba super contenta por haber podido participar y aportar mi granito de arena con una pequeña historia. Ya podía centrarme de lleno en los preparativos para los 4 añazos de mi peque =^D.
Pero después llegó nuevamente la "Señora Inspiración" y vuelta otra vez con mi cabecita sin parar..., ví una imagen... yo no soy dibujante, ni sé de técnica... ¡¡¡más quisiera yo!!!, pero me gusta dibujar, pintar... ¡¡¡me encanta!!!, me relaja, creo que es una forma de expresión maravillosa. Tuve que ponerme también y el viernes comencé a bocetar y a pintar.
No ha quedado como yo quería o simplemente hubiera podido quedar muuucho mejor, pero todo lo he hecho con muchísimo cariño e ilusión y por supuesto, desde el corazón. Ahora ya puedo decir que para el Concurso de Cuentos de
El Árbol de los Chupetes de Badajoz, he presentado el Cuento
"En la magia de la noche", pero mi Cuento es sólo uno de ellos, en concreto el número 7.
AQUÍ se pueden ver todos los Cuentos y en este
Enlace se puede realizar la votación. Así que leed a los peques, disfrutad con ellos y votad, y si por casualidad os gusta el mío, le podéis dar un votito.
El Cuento elegido pasará a ser el Oficial de El Árbol de los Chupetes de Badajoz y será contado el día de su inauguración... me parece un premio absolutamente ¡¡¡Maravilloso!!!.
En la magia de la noche
En un tiempo muy, muy lejano en el mundo de las Hadas, aconteció un hecho que cambiaría su mundo para siempre. Las Hadas y los Duendes se reunieron para ayudar a los niños, puesto que algunos lloraban desconsolados, intranquilos sin poder dormir, unas veces por dolor en sus tiernas encías y otras sólo por necesitar el consuelo del pecho de sus madres. Pero las madres también necesitaban ayuda, se encontraban más solas que antes y no podían estar todo el tiempo que ellas querían con sus bebés al pecho, para que succionando amor y calor, durmieran tranquilos y seguros. A pesar de que muchos caían en los brazos de Morpheo al amparo de sus amorosoras mamás, tras ser depositados suavemente en un mullido lecho, despertaban llorando por no tener el pezón cerca.
Las Hadas nacen de la primera risa de los bebés, esas que iluminan como nada en este mundo el corazón de sus mamás, así que estaban preocupadas y debían actuar. Tras apuntar las diversas propuestas que iban surgiendo, llegaron a la conclusión de que algunas podrían convertirse en algo similar al pezón humano para que los bebés pudieran seguir succionando un poquito hasta que lograran relajarse y conciliar el sueño. Pero estas haditas, ya no podrían volver, así que deberían ser voluntarias.
Se removieron inquietas aleteando, mirándose las unas a las otras esperando ver quién daba el primer paso. Parecía que no se decidían. Pero las Hadas de los Bosques sonreían y comenzaban a adelantarse encantadas de poder acompañar a los retoños humanos.
Y así los bebés más inquietos, comenzaron a relajarse y a descansar succionando los chupetes en que las Hadas se habían convertido. Ellas estaban encantadas, puesto que no sólo acompañaban, tranquilizaban y velaban a los seres más indefensos en su nacimiento, sino que también eran testigos mudos de las primeras risas y sus almas se henchían de gozo sabiendo que una hermana estaba naciendo, fruto de la misma, en un lugar muy lejano, en su mundo casi olvidado.
Pasaron los años y más..., y los lustros, y más y más… y casi por cada Hada nacida, había una voluntaria para seguir acompañando a los más tiernos infantes. Los bosques eran cada vez más escasos, así que las Hadas que no se presentaban voluntarias, eran suficientes para cuidar de los que todavía permanecían como grandes pulmones de la madre Tierra.
Pero un día entre las personas comenzaron a florecer corazoncitos sensibles que, a pesar de crecer, no dejaban de creer en la magia, en las Hadas y los Duendes. Estas personitas pensaron que, ya que los Bosques eran cada vez más escasos, debían cuidar a los árboles de algunos parques y que los niños podrían ser los precursores de este movimiento. Al fin y al cabo, los niños son el futuro y de ellos dependía nuestra madre Tierra.
Así que pensaron “oye ¿y si vienen a visitar a los árboles desde muy chiquitines y les dejan algo?, sería como una promesa de que cuidarán de ellos”. “Podría ser algo que ya no necesiten conforme dejen de ser bebés”. “Se me ocurre un objeto muy preciado… ¡¡¡el chupete!!!, ¿qué os parece?”. “Si, lo podrían dejar cuando ya no les hiciera falta, cuando ellos lo decidieran”. “Claro, también será un aliciente para dejar el chupete y demostrar que se están haciendo mayores”. Y así fue como nació la idea de “El Árbol de los Chupetes” que honrarían, cuidarían e irían a visitar, de vez en cuando, haciendo reuniones y celebrando fiestas para que se sintieran acompañados y supieran que no eran olvidados.
Y así fue como estos árboles se fueron extendiendo poco a poco, sin saber que ayudaban, no sólo a los árboles, sino también a las Hadas que muy amorosamente habían estado a su lado todo el tiempo. Comenzaron a reunirse chupetes en torno a sus ramas, pequeños y coloridos. El espíritu de cada uno de los árboles se henchía de gozo y rejuvenecían a ojos vistas engalanados. Pero es que además, una magia se producía de la que no eran testigos... Y es que, por las noches, los tiernos chupetes, vuelven a tomar su forma original, así que las Hadas de los Bosques, revolotean alegres y chispeantes, cuidando de cada Árbol de los Chupetes y de cualquier otro que haya en sus cercanías.