La respuesta es SI. Cuando intenté relactar a mi hijo, se trató de una decisión comentada en la intimidad de mi casa con mi marido, que me apoyó en todo momento. Me guardé las dudas, la ilusión, la esperanza para nosotros, sin comentar nada con nadie más, porque ya había tenido bastantes problemas y presiones cuando amamantaba como para decir que iba intentar relactar, hubieran dicho que estaba totalmente loca.
Ahora creo que es algo que debo contar, puesto que tal vez mi experiencia pueda servir de ayuda a alguna otra mamá.
Mi hijo nació un viernes a las 19:05 horas y al día siguiente, ya tenía grietas sangrientas y dolorosísimas. Las superé como pude sin ayuda de nadie, intentando corregir la postura, pero éste no fué el único problema. Siguieron otros y los fuí solventando como buenamente pude, porque en mi camino no tuve la suerte de tropezarme con un buen profesional de salud que me ayudara de verdad y no "recetando" ayuda de biberón y leche de fórmula.
Después de muchos lloros y problemas, a los 3 meses decidí que por mucho que yo me empeñara en amamantar a mi hijo, no podía seguir jugándomela con tantos problemas, molestias, dudas de si estaba o no bien alimentado (a pesar de que ganaba peso sin problema) y decidí pedir la mediación para destetar. En el mismo momento en que me tomé la primera dosis, me arrepentí, pero pensé que no había vuelta atrás (craso error por mi parte). Me dijeron que la producción se cortaría de inmediato y que no me sacara leche, ni se me ocurriera amamantar, así que seguí obedientemente todas las instrucciones. Al día siguiente tuve que ir a urgencias, porque no podía ni mover los brazos del dolor que tenía. Allí el médico que me vió, me dijo que en cuanto saliera de la consulta me sacara leche porque corría un grave riesgo de tener mastitis. Me encontré que, supuestamente iba a cortarse la producción enseguida, y resulta que tuve que estar extrayendo leche hasta una semana después (y eso, que muchos decían que no tenía suficiente).
Tiempo después y gracias a Carlos González y a uno de sus libros y posterior consulta, me enteré de que se podía relactar y me puse a ello con mucha ilusión; pero aunque no lo conseguí, todo lo que leí e investigué y la gente con la que contacté, me sirvió para que muchas cosas cambiaran en la crianza de nuestro hijo.
RELACTAR: Lactar/amamantar después de un tiempo sin que el bebé lacte. Puede deberse a una enfermedad, a que hayan ingresado al bebé o a la madre, a que el niño rechace durante unos días el pecho, a haber destetado y arrepentirse, e incluso a querer amamantar a un hijo adoptado sin haber tenido anteriormente y de forma reciente, producción de leche (relactación inducida).
En algunos casos también podemos tener un descenso de producción o bien, tener crisis porque nuestro bebé solicita más y el cuerpo necesita unos días para graduar la producción; pero incluso en estos casos, y si fuera necesario dar "ayudas" y/o "suplementos" (algo a lo que suelen acudir con demasiada prontitud algunos profesionales), pueden ser suministradas de forma que nos ayude a aumentar la producción de leche mientras se alimenta el bebé. Cuanto más mama el bebé, más leche se produce, cuando mayor contacto piel con piel con nuestro/a pequeño/a, igualmente, más producción de la hormona oxitocina para que aumente la producción. Mediante un relactador, casero o comprado, podemos acoplar una pequeña sonda cuyo extremo esté en el pezón, para que cuando el bebé succione, tome el suplemento a través de la sonda cuyo otro extremo estará en el biberón o relactador y como estará realmente succionado del pecho, estimulará las glándulas y la producción de leche. Llegado un momento, el relactador no será necesario y podremos continuar únicamente con leche materna.
En el caso de que haya habido un destete, podremos intentar que el bebé vuelva a engancharse al pecho, mediante esta técnica o bien, goteando leche en el pezón para animarle. También tenemos que volver a producir leche y, aunque la succión del bebé es la mejor forma de conseguirlo, podemos utilizar un extractor de leche varias veces al día durante varios minutos para estimular las glándulas y la producción de oxitocina. Debemos ser constantes y realizarlo muchas veces al día como lo haría el bebé si se amamantara.
Es un proceso largo y duro, pero quien ha conseguido relactar dirá que ha merecido la pena sobradamente. Una importante ayuda es el contacto piel con piel, para ayudar al instinto del bebé y a nuestro cuerpo a producir oxitocina: un baño calentito los dos juntitos con el bebé pegadito al pecho, en la cama desnudos de cintura para arriba... dejar fluir las emociones y el instinto y, sobre todo, disfrutar de estos maravillosos momentos de intimidad tan preciosos. Aunque en ocasiones encontrar tiempo para estos momentos puede ser algo complicado y en estos casos nos será de gran ayuda, contar con un portabebés ergonómico (fular, bandolera, pouch, mei tai y/o mochila ergonómica), para poder mantener el contacto el mayor tiempo posible mientras hacemos las cosas de casa y dejamos el pecho a su alcance.
Incluso hay muchas mamás que han conseguido amamantar a hijos adoptados, sin haber sido nunca madres biológicas. En estos casos, no tienen a sus bebés para fomentar piel con piel la producción, pero cuentan con una inmensa ilusión, con extractores de leche y, en algunos casos, con medicamentos que pueden actuar como galactogogos (en estos casos es mejor consultar con un especialista, puesto que se trata de un efecto secundario del medicamento, y no su finalidad).
Sea como sea, hay innumerables casos de madres que se han visto privadas de poder amamantar durante un tiempo o que han decidido dejarlo y después se han arrepentido y no han tenido ni la información ni la ayuda para poder intentarlo, por lo que recomendaría antes de nada, ponerse en contacto con un grupo de apoyo a la lactancia donde van a poder informarnos y ayudarnos.
Podéis encontrar más información y enlace en
Relactancia: Pasos y cómo fabricar un Relactador